Números es el cuarto libro del Pentateuco, el cual es el nombre que reciben los cinco libros de Moisés. El titulo Números se deriva del título Arithmoi, de la Septuaginta, luego del latín Numeri, del cual se ha traducido Números. Los hebreos lo llamaron Bemidbar, que significa “en el desierto” ya que así comienza el Libro.
La mayoría de los creyentes han aceptado a través de todas las edades, que los libros del pentateuco fueron obra de Moisés. El esfuerzo y la tensión de las dificultades por las cuales paso con su pueblo lo convirtieron en un instrumento especialmente adecuado para registrar la historia de esos sucesos. No se ha descubierto ningún otro autor que pudiese haber escrito el Pentateuco.
Los documentos más antiguos, escritos en hebreo antiguo, han sufrido pocas variaciones entre ellos y de escasa importancia. Este libro tiene por objetivo principal el exaltar a Jehová como Dios supremo, en toda su santidad, majestad y cuidado por su pueblo escogido[1].
Como es habitual en los libros del Antiguo testamento, su pertenencia a la serie de libros historicos no implica que corresponda al género histórico como lo entendemos hoy.
Si historia es describir tiempos pasados, Números es historia, pero no historia por la historia misma sino historia dedicada a narrar los hechos de Dios. Sin embargo, el trasfondo de historicidad de este libro es lo suficientemente sólido como para ser aceptado técnicamente hoy en día, incluso en aspectos particulares como la llegada a Qades, que ha sido confirmada por la arqueologia.
El libro tiene vacíos y silencios llamativos, lagunas de contenido que asombran y confunden. Respecto de Qades, si bien se ha demostrado que los hebreos llegaron allí en esos tiempos, nada se cuenta en Números de los 38 años que pasaron en el lugar.
Moisés intenta mantener la narración, aunque la interrumpe constantemente para insertar textos jurídicos. Es por ello que el plan de trabajo histórico se diluye a menudo, cosa que no ocurre con el plan teológico del libro[2].
El capitulo 31 supone una continuación narrativa del capítulo 25, del que se encuentra separado, en la estructura del libro de Números, por listas y compilaciones de leyes. La intervención militar contra los madianitas esta relacionada con la apostasia en la que se dejan arratrar los israelitas y de la que son plenamente responsables. aunque el relato del capitulo 25 no lo comenta, es posible que la mujer madianita que entra en escena sea una prostituta sagrada. El hecho de que los israelitas tuviesen prohibido tener relaciones con mujeres extranjeras tendría, por tanto, una doble motivación: mantener la identidad del pueblo y evitar la idolatría.
Por otro lado, el relato sacerdotal de números 31 establece un lazo de unión entre las tradiciones relativas a Balaam y las que afectan a la idolatría en Baal-Peor[3].
La mayoría de los creyentes han aceptado a través de todas las edades, que los libros del pentateuco fueron obra de Moisés. El esfuerzo y la tensión de las dificultades por las cuales paso con su pueblo lo convirtieron en un instrumento especialmente adecuado para registrar la historia de esos sucesos. No se ha descubierto ningún otro autor que pudiese haber escrito el Pentateuco.
Los documentos más antiguos, escritos en hebreo antiguo, han sufrido pocas variaciones entre ellos y de escasa importancia. Este libro tiene por objetivo principal el exaltar a Jehová como Dios supremo, en toda su santidad, majestad y cuidado por su pueblo escogido[1].
Como es habitual en los libros del Antiguo testamento, su pertenencia a la serie de libros historicos no implica que corresponda al género histórico como lo entendemos hoy.
Si historia es describir tiempos pasados, Números es historia, pero no historia por la historia misma sino historia dedicada a narrar los hechos de Dios. Sin embargo, el trasfondo de historicidad de este libro es lo suficientemente sólido como para ser aceptado técnicamente hoy en día, incluso en aspectos particulares como la llegada a Qades, que ha sido confirmada por la arqueologia.
El libro tiene vacíos y silencios llamativos, lagunas de contenido que asombran y confunden. Respecto de Qades, si bien se ha demostrado que los hebreos llegaron allí en esos tiempos, nada se cuenta en Números de los 38 años que pasaron en el lugar.
Moisés intenta mantener la narración, aunque la interrumpe constantemente para insertar textos jurídicos. Es por ello que el plan de trabajo histórico se diluye a menudo, cosa que no ocurre con el plan teológico del libro[2].
El capitulo 31 supone una continuación narrativa del capítulo 25, del que se encuentra separado, en la estructura del libro de Números, por listas y compilaciones de leyes. La intervención militar contra los madianitas esta relacionada con la apostasia en la que se dejan arratrar los israelitas y de la que son plenamente responsables. aunque el relato del capitulo 25 no lo comenta, es posible que la mujer madianita que entra en escena sea una prostituta sagrada. El hecho de que los israelitas tuviesen prohibido tener relaciones con mujeres extranjeras tendría, por tanto, una doble motivación: mantener la identidad del pueblo y evitar la idolatría.
Por otro lado, el relato sacerdotal de números 31 establece un lazo de unión entre las tradiciones relativas a Balaam y las que afectan a la idolatría en Baal-Peor[3].