Aun hoy en día, la simple mención de los géneros literarios provoca una reacción desfavorable en muchos creyentes. Les parece que el uso de esas categorías pone en tela de juicio o niega la inspiración de la biblia. Sin embargo, es imposible prescindir de la referencia a los géneros si se quiere comprender realmente el sentido de muchos pasajes de la escritura. Entre otros motivos, porque la noción de género nos permite distinguir el mensaje revelado que la palabra de Dios quiere comunicarnos y los medios expresivos, culturalmente condicionados, que los autores inspirados utilizaron para comentar esa verdad. Incluso los exegetas y lectores conservadores recurren a la noción de género cuando emplean los términos parábola, proverbio, salmo, mandamiento. Esta investigación es siempre útil, y a veces indispensable, pero resulta todavía más urgente cuando se lee un texto narrativo. Una falla en la determinación del género (como confundir onomatopeya con narración histórica) implicaría abordar el relato desde una perspectiva falsa y distorsionar de antemano la interpretación del texto[1]
La narración sirve para dar cuerpo a la las ideas y estas son la gravedad del pecado de la idolatría y la eficacia del auxilio divino.
Muchos críticos modernos han considerado esta victoria sobre los madianitas como una creación de tipo Midrasico (narración convencional de la historia en función de ideas religiosas para edificación de los lectores), sin realidad histórica alguna. En prueba de esto insisten en las inverosimilitudes históricas del relato al dar cifras del botín. En este sentido también se interpretan las frases absolutas en que se habla del total exterminio de los madianitas. De hecho se sabe que en tiempo de los jueces, los israelitas, encabezados por Gedeón, lucharon contra la opresión de estos. Lo cual prueba que no fueron totalmente aniquilados.
Sin embargo, el trasfondo de historicidad de este libro es lo suficientemente sólido como para ser aceptado técnicamente hoy en día, incluso en aspectos particulares como la llegada a Qades, que ha sido confirmada por la arqueología. El fondo de la narración se puede considerar como inmerso en los tiempos mosaicos, en los tiempos en los cuales los israelitas acampaban en transjordania[2].
El texto en cuestión es parte de una sentencia en contra de los Madianitas que, como dice el capítulo 25 de números, habían hecho caer al pueblo de Israel en idolatría y fornicación. Todo el capítulo 31 de Números es la continuación del relato que comenzó en el capítulo 25. El autor tiene la intención de cerrar este relato con la sentencia del capítulo 31. El texto estudiado fue escrito en prosa y pertenece al género narrativo aunque se encuentra en medio de escritos sacerdotales.
La narración sirve para dar cuerpo a la las ideas y estas son la gravedad del pecado de la idolatría y la eficacia del auxilio divino.
Muchos críticos modernos han considerado esta victoria sobre los madianitas como una creación de tipo Midrasico (narración convencional de la historia en función de ideas religiosas para edificación de los lectores), sin realidad histórica alguna. En prueba de esto insisten en las inverosimilitudes históricas del relato al dar cifras del botín. En este sentido también se interpretan las frases absolutas en que se habla del total exterminio de los madianitas. De hecho se sabe que en tiempo de los jueces, los israelitas, encabezados por Gedeón, lucharon contra la opresión de estos. Lo cual prueba que no fueron totalmente aniquilados.
Sin embargo, el trasfondo de historicidad de este libro es lo suficientemente sólido como para ser aceptado técnicamente hoy en día, incluso en aspectos particulares como la llegada a Qades, que ha sido confirmada por la arqueología. El fondo de la narración se puede considerar como inmerso en los tiempos mosaicos, en los tiempos en los cuales los israelitas acampaban en transjordania[2].
El texto en cuestión es parte de una sentencia en contra de los Madianitas que, como dice el capítulo 25 de números, habían hecho caer al pueblo de Israel en idolatría y fornicación. Todo el capítulo 31 de Números es la continuación del relato que comenzó en el capítulo 25. El autor tiene la intención de cerrar este relato con la sentencia del capítulo 31. El texto estudiado fue escrito en prosa y pertenece al género narrativo aunque se encuentra en medio de escritos sacerdotales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario